Seguramente habrás descubierto en alguna ocasión, que tu gato se quedan mirando la pared fijamente, una puerta próxima, detrás de ti o un punto fijo con una expresión de atención máxima, generalmente hacia arriba y además ahí, aparentemente no hay nada.
Se queda inmóvil y su mirada se prolonga más tiempo de lo habitual.
Lo hace con mucho interés y abriendo los ojos más de lo normal. ¿Qué le pasa? ¿está planeando algo? ¿ve algo que nosotros no podemos?
Las claves de la visión, audición y olfato de los gatos
En primer lugar, hay que conocer algunas particularidades de la visión de los gatos que difieren bastante de las nuestras.
Por ejemplo, su campo visual es más amplio que el nuestro. Mientras nosotros llegamos a 180º, ellos pueden alcanzar los 200º.
Por otra parte, estos animales ven hasta ocho veces mejor que nosotros por la noche. ¿A qué se debe esta ventaja? Básicamente, a que su visión se adaptó, como felinos que son, a la caza nocturna.
En este sentido, sus células oculares pueden captar las imágenes con más facilidad bajo luces más tenues. No obstante, esta captación se vuelve, por una cuestión de estructura ocular, más borrosa a lo largo del día.
Por último, olvida ese falso mito relativo a que los gatos ven en blanco y negro. Simplemente existen algunas diferencias en la composición de las células captadoras de los colores.
Los gatos, del mismo modo que sucede con los perros, no cuentan con las células cono rojo, por lo que no perciben el rojo y el rosa.
Asimismo, les cuesta distinguir las saturaciones e intensidades de colores. Recuerda que estos felinos sí que distinguen los colores verde, azul y amarillo.
En lo que respecta a su audición, el gato es capaz de captar frecuencias de hasta 65.000 hertzios gracias a las más de 40.000 fibras cocleares nerviosas.
Todo con un rango dinámico de detección mucho más amplio de lo habitual, como señales, sonidos, vibraciones y ondas de radio de muy baja intensidad.
También tienen un sentido del olfato muy desarrollado, mucho más que el nuestro.
Cuando inhalan aire por las fosas nasales o narinas, llega a los cornetes, donde las células nerviosas los transforman en quimiorreceptores y de ahí al cerebro para ser procesada. Su comunicación se basa en gran parte en «oler» y «ser olido».
Entonces ¿por qué los gatos se quedan mirando?
A grandes rasgos, se trata de un estado de concentración máxima de todos sus sentidos.
Al contrario que en nuestro caso, que mantenemos una atención más relajada hacia el entorno, ellos son capaces de fijarse en estímulos muy concretos, y no necesariamente en el vuelo de un mosquito, sino en un sonido imperceptible a nuestros oídos, cambios de temperatura o detección de componentes químicos en el aire.
En cierto modo, esta costumbre aporta equilibrio a su cuerpo y mente, pues es instintiva.
Así que no te asustes si tu gato se queda un poco embobado, mirando fijamente la pared o por encima de tu cabeza, no es que haya visto un fantasma o un ente del más allá… (a veces lo parece).
Es simplemente que sus sentidos trabajan al unísono, percibiendo un estímulo externo, en el que ponen toda su atención.
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